Descripción
La harina de chía es el resultado de la molienda de las semillas de chía (salvia hispánica L). Para ello se emplean las semillas enteras o previamente desgrasadas. La harina completa de chía tiene todos los beneficios de la semilla y, además, tiene la ventaja de facilitar su uso culinario.
Las semillas de chía contienen altos niveles de proteínas, lípidos, fibra dietética, vitaminas y minerales. Sin embargo, su reputación proviene del alto contenido de ácido alfa-linolénico (omega 3), un ácido graso esencial. La harina de chía posee componentes bioactivos con capacidad antioxidante, como los ácidos cafeico y clorogénico.
Cuando la harina procede de la molienda de las semillas enteras, se sugiere su almacenamiento en un recipiente hermético, en un lugar fresco y al abrigo de la luz para prevenir la oxidación. La harina desgrasada no presenta el inconveniente de su posible degradación oxidativa.
Esta harina resulta de moler las semillas una vez realizada la extracción del aceite. La chía es rica en flavonoles, como la miricetina, la quercetina y el kaempferol. Además, contiene mucilagos, un tipo de fibra soluble capaz de retener agua. La harina de chía no contiene gluten.
¿Cómo consumirla?
La harina de semillas de chía se pueda agregar en muchas preparaciones como suplemento o sustituyendo harinas convencionales. Presenta la ventaja de no poseer un sabor muy marcado.
El color de la harina puede variar según el de las semillas, pasando de blanco a marrón o negro. La inclusión de harina de chía es una opción prometedora en dietas libres de gluten.
Puede reemplazar completamente a la harina de trigo o combinarse con otras harinas como las de maíz, almendra o arroz.
Debido a su capacidad para absorber líquido y formar un gel, también se puede usar como espesante en salsas o como ligante en lugar del huevo en las recetas.
Para hacer un sustituto de huevo se mezclan dos cucharadas de harina de chía con media taza de agua fría y se deja reposar una media hora. Esto equivale a ¼ taza de sucedáneo de huevo