Descripción
El jengibre se ha usado desde la antigüedad por sus propiedades antiinflamatorias, carminativas, antiflatulentas y antimicrobianas, para tratar enfermedades como la tos, los resfriados, la indigestión y los dolores corporales. El jengibre también contiene muchos nutrientes esenciales y vitaminas como la vitamina B6, el ácido pantoténico (vitamina B5), y también contiene una buena cantidad de minerales como potasio, manganeso, cobre y magnesio.
Preparación: Para usar jengibre fresco, retira la piel y corta una sección de la raíz amarilla. Pica finamente y está listo para usar. El jengibre cortado o rallado se hierve en agua como sopa para aliviar el resfriado común, la tos y el dolor de garganta.
Consumo: El jengibre fresco podemos rallarlo y añadirlo a los guisos a modos de especia picante. Esto le dará un sabor afrutado, como a cítrico, a la vez que nos calienta el cuerpo y nos acelera el metabolismo para quemar grasas.
Jengibre en polvo o deshidratado: El jengibre en polvo o jengibre molido es mucho más concentrado que la raíz. Es el mismo jengibre pero secado de tal manera que conserva todas sus propiedades y dura más tiempo. El jengibre en polvo lo podemos usar como alternativa a algunos medicamentos, también como condimento en algunos platos como sopas o salsas. Lo podemos encontrar en las herboristerías como suplemento dietético y como especia.
Contraindicaciones y precauciones: Una de las contraindicaciones del jengibre es que tiene efectos anticoagulantes. No se debe tomar junto a fármacos destinados a este fin. No tomes jengibre ni lo bebas como té durante el embarazo sin consultar a su médico. Los niños menores de dos años no deberían tomar jengibre.
Si estás tomando medicamentos consulta con a tu profesional de la salud, ya que el jengibre puede interactuar con algunos medicamentos. Si tienes un trastorno hemorrágico o si estás tomando anticoagulantes como la aspirina o la warfarina no consumas jengibre sin la aprobación de tu médico